"A lo largo de los años Michael me ha regalado algunas joyas increíbles. Una vez me dio un gran anillo de diamantes y no paraba de decir, 'Póntelo, póntelo. Mira como brilla. Me apuesto algo que es más grande que el Krupp'. Así que le dije inocentemente, '¿De verdad? ¿Cuántos quilates tiene, Michael?' 'Diecisiete' respondió. Le abracé y le susurré al oído, "Mi dulce cariño, has perdido.'
[Nota: El famoso diamante Krupp fue un regalo de Richard Burton a Liz y tenía más de 33 kilates]
En otra ocasión estabamos juntos en una subasta y yo estaba emocionada por pujar por un par de pendientes largos con diamantes Marina B, así que le dije que él también tenía que comprarse algo. Le mostré un delicioso collar con un mono hecho de diamantes, esmeraldas y rubíes a juego con unos pendientes. Posiblemente pensó que me estaba entrando la 'fiebre de la subasta' cuando le dije que los dos monos simbolizaban que eramos nosotros atados por nuestra amistad. La ocurrencia podía tener algo de sentido, porque ahora esos monos están en casa con el resto de mi querida joyería.
Hace uno o dos años, Michael y yo y un par de amigos decidimos ir a Las Vegas a celebrar mi cumpleaños. Nos alojamos en el increíblemente precioso Bellagio, donde cenamos y vimos las fuentes. Todo era perfecto para mi porque crecí entre grandes planes de cumpleaños. En un momento, me giré hacia Michael y le dije, 'Bueno, ¿dónde está mi regalo?' Bien, él miró al suelo, miró alrededor de la sala, miró a nuestro amigo Arnie Klein, pero no dijo nadie. Así que le dije, 'Michael, se que hay buenas joyas en las tiendas de la entrada del hotel. No me creo que no te hayas dado cuenta'. Michael y Arnie empezaron a reirse, 'Esto me rompe el corazón, Michael. No creo que pueda superarlo'. Bueno, ya sabéis, estaba sobreactuando. Finalmente, Michael y Arnie se excusaron y volvieron a la mesa un rato después con una caja on un tamaño muy interesante. ¡Cualquier caja me parece interesante! La abrí y dentro había un papel de envolver negro protegiendo el más exquisito bolso de fiesta con un elefante de titanio. Un cordel de rubíes y perlas salía de un lateral, y la pequeña criatura tenía grandes ojos de diamantes.
'¡Michael! ¡Michael! ¡Sólo bromeaba!" Es la cosa más inusual que he visto en la vida. Me puse a jugar con las perlas, en parte porque estaba muy feliz y porque también estaba un poco avergonzada de que se fuese a buscarme algo tan increíble. Michael y yo bromeamos mucho, y se que nunca se tomaría a mal nada en nuestra relación.
Cuando llegué a casa, en mi salón principal había una gran caja, atada con un lazo rojo. Era mi regalo real de Michael, el que llevaba tiempo planetando darme - una de esas televisiones superplanas. Realmente era la más grande que había visto. Yo fui la inocente en todo esto, la inocente más feliz. Y Michael lo hizo totalmente bien.
Años antes, poco después de que Larry Fortensky y yo nos casaramos en Neverland Valley Ranch de Michael, no sabía qué darle a Michael para demostrarle mi inmortal agradecimiento. Rara vez invitaba a alguien a Neverland, y esa era la primera vez, lo que fue un generoso y glamuroso cumplido hacia nuestra amistad. Había estado pensando en algo realmente significativo para darle las gracias. Entoces tuve una idea: Michael tenía un zoo. ¡Le llevaría un elefante! Eso sería un puntazo. Le llevé un gran elefante asiático llamado Gypsy. Supongo que se podría decir que nos intercambiamos los elefantes"
